miércoles, 11 de abril de 2012

La importancia de la palabra.

Desde muy pequeños nos enseñaron que el orden de los factores no altera el producto, estoy totalmente de acuerdo. Todo cambia cuando hablamos de la palabra y aparcamos los números, porque el orden de las palabras sí altera el producto. 

He sido partidario de esta opinión desde hace mucho tiempo y un anuncio emitido actualmente en la televisión me ha inspirado para escribir sobre ella en este blog. El anuncio del que os hablo es de Central Lechera Asturiana bajo el eslogan "Nuestra vida es la leche". 


Con esta campaña Bassat Ogilvy pretende reforzar, según sus palabras, el origen natural del producto como línea argumental de la comunicación, y han decidido para ello utilizar como claim "Nuestra vida es la leche", hasta aquí todo perfecto. 

Este anuncio, gracias a su claim, me sirve para justificar mi opinión sobre el sentido de las palabras. Cuando esta empresa dice "Nuestra vida es la leche" el énfasis de la frase parece encontrarse en su vida, por lo que podíamos llegar a pensar que mal no viven y no creo que para ninguna empresa sea conveniente en los momentos que corren mostrar esa imagen y más cuando, como vemos al final de este anuncio, se apoyan en una táctica de precio para aumentar sus ventas.  

Cambiando el orden de las palabras nos encontramos con la frase "La leche es nuestra vida", en la que el énfasis se sitúa justo en el producto que ellos quieren ensalzar. 

Este es simplemente un ejemplo de como debemos estar pendiente de como expresamos las cosas, por que las palabras, por suerte, no son tan matemáticas como los números. 

El claim seleccionado por esta agencia de publicidad ha sido realizado por un copy con gran experiencia, y tendrá detrás un trabajo, razonamiento y justificación lógica para que haya salido a la luz, esta entrada es una simple muestra de las diferentes interpretaciones que pueden llegar a tener las palabras. 

Por este motivo debemos tener cuidado con lo qué queremos decir, a quién se lo queremos decir y lo que terminamos diciendo, porque no todo el mundo entenderá nuestras palabras como nosotros creemos. 

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